domingo, 29 de junio de 2008

Que el tiempo...



...no pase tan rápido y se lleve mis años con él, que decida cambiar su ritmo y vaya más lentito, paso a pasito, como no queriendo irse y evitando correr.

Le hará bien un cambio, debería pensarlo bien, que no es bueno vivir deprisa, así las cosas a veces pasan volando y uno termina por crecer...

domingo, 22 de junio de 2008

Cambia, todo cambia...


¿Qué pasa cuando la gente que quieres empieza a buscar su camino, a construir su propia vida, a labrar su propio destino?
Físicamente se aleja de ti...
Entonces tu corazón se estira y los huequitos que se van formando los vas rellenando con todos los recuerdos acumulados, con los deseos de que su vida sea la más dichosa posible y con la esperanza de algún día reencontrarlos.
¿Se acordarán de mí? Tal vez no, quizá no lo demuestren, el trajín es descomunalmente absorbente... pero pensar en ellos y recordarlos bastará para mantener los hilitos invisibles que nos unen... y un día al reencontrarnos será como si el tiempo no hubiera pasado.

lunes, 9 de junio de 2008

Dormir y despertar...


Era más de medianoche, apagué la luz, me acurruqué y esperé. No dejaba de escuchar el tamborileo de la lluvia golpeando contra las ventanas, probablemente eso me arrulló...

Desperté y seguía lloviendo. La noche y la lluvia habían lavado todo, era un nuevo día, el ambiente tenía un aroma de recién estrenado.

Creí que ya era tarde (podría ser que lo nublado del día pudiera estar engañándome) pero recordé al fin que era sábado y el reloj marcaba apenas las seis de la mañana. Sonreí, abracé a mi Ramona (mi Enlistonada, como la llama papá), y volví a ocultarme entre las cobijas...

jueves, 5 de junio de 2008

Una montaña rusa...


En algún momento de la vida (o más bien en múltiples momentos de la vida) nuestro estado anímico se convierte en una verdadera montaña rusa emocional: cambiamos de las risas felices a las risas nerviosas y del llanto de alegría al llanto apesadumbrado en un santiamén.
A veces meditamos un tiempo intentando comprender las causas y no logramos entender... afortunadamente están ahí (bien cerquita) quienes nos ayudan a ver las cosas con más claridad, incluso a disfrutar del viaje, pues suele suceder que hasta nos acompañan en él: terminan haciendo las mismas locuras que nosotros, compartiendo cada momento, cada sonrisa y carcajada del día, incluso vierten lágrimas solidarias, y entonces agradeces que Ellos llenen tu vida.