miércoles, 17 de septiembre de 2008

La cocina de mamá...


...o del lugar donde nace el alimento del corazón.

A mamá se le da el oficio de reparadora de ánimos, corazones y almas con tanta naturalidad como se le da el andar.
Llegamos a casa y enseguida sabe cómo ha estado el día, sin preguntar nada más sabe por dónde comenzar:
Para lo amargo que a veces está el mundo, un chocolate espumoso.
Para días simplones y escuetos, un guiso picoso y denso.
Para las melancolías, mi postre favorito y una sandía.
Para cuando todo ha estado mal, jícamas con limón y sal.
Para los días complicados, un caldo que mejora los ánimos.
Para los fríos del ambiente, siempre tiene una sopa caliente.
Si venimos con amigos, mejor, que todo es más rico cuando es compartido.
Que la comida se ha acabado ya, es buena señal, tendremos que preparar más.
Una vez que has comido, agradeces que haya alguien que te entienda con solo mirarte, te alimente de tantas formas y por encima de todo eso... te ame.