Están juntas desde el 2001, grabaron un disco en el 2003 y el 22 de abril de 2004 las escuché por primera vez.
En el escenario de una de las más bellas salas de conciertos de esta ciudad (Auditorio Blas Galindo, CENART, México) se habilitó una entrada a otro mundo: cubetas llenas de agua, velas, telas de colores y tres micrófonos. Tres chicas sólo usaron sus voces, sus cuerpos y su alegría e inspiración para transmitirnos todo tipo de sentimientos a un auditorio de más de 500 personas de todas las edades y tan diverso como el ser humano puede ser.
Han pasado más de tres años y yo no dejo de escucharlas... debe ser porque disfrutan todo lo que la vida les brinda, porque se les ve la alegría y su amor dispuesto a dar en todo lo que hacen, porque comparten todo lo que tienen (Leika hasta me invitó de las mandarinas que comía una vez al final de un concierto) y no olvidan ser ellas mismas (a Dora una vez la encontré llegando en bicicleta a la Facultad de Química de la UNAM en Ciudad Universitaria), porque no pierden su sencillez (San se animó a que nos encontráramos para entregarme su disco sin conocerme) y saben y no olvidan cantarle a lo que les llena la vida y el corazón. Recorren el mundo (América, Europa, el Medio Oriente, África) y nos lo muestran con su voz, le escriben a la Abuela Luna (Abismo, del disco Enviaje) y al nene que se pasea por las calles (Niño de ojos negros, del disco Muna Zul), reinventan canciones ya conocidas de aquí (La Llorona, Muna Zul) y de allá (Drume Negrita, ídem), inventan lenguajes (Tomtoya, Enviaje), y como si no fuera suficiente me hacen pensar, soñar y hasta llorar.
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Desde hacía medio año que quería hacerlo y finalmente el jueves pasado fui con mi hermanito a verlas-escucharlas al bar El Vicio (otrora El Hábito -sí, así derivan generalmente las cosas-), con nueva integrante (Mariel) y nuevas canciones (por cierto, no puedo olvidar un coro que dice "la luna es de azúcar glas, como los besos que tú me das"). Las he visto muchas veces en vivo pero siempre es como verlas por primera vez. Además Él repuso mis discos -que yo había decidido compartir y no había podido reponer-, al final dimos una caminata nocturna y yo fui feliz.