viernes, 25 de enero de 2008

Coincidencias...


Nos reimos juntas recordando las cabalgatas con cocos, a todo le buscamos el justo medio (o el ombligo), nos gustan las cajitas y los tamarindos, a ella poner Dones y a mi Señoras, las voces aterciopeladas y los bichitos pequeños.


Si hago cuentas creo que no hemos convivido más de 50 horas, pero siento como si nuestro lazo tuviera años de vida. Hemos compartido música, dibujos, trazos, risas, frases, dulces y colores, me regala sonrisas y un montón de cositas coloridas. ¿Que tan pronto reconoces a una amiga? La duración de una sonrisa...

jueves, 24 de enero de 2008

Porque es nuestra y es compartida...


Tiene al menos 80 años de edad, y vive alegremente su enésimo aire... Ha visto pasar cuatro generaciones de una familia que se mantiene como muégano, y aunque ha tenido sus cambios, en esencia sigue igual. Me refiero a algo que parecería no tener vida y sin embargo a veces da muestras de tenerla: la casa que mi abuela estrenó y donde hemos crecido mi mamá, mis hermanos y yo. Llegar a ella, en cualquier circunstancia, es un alivio. Se mantiene fresca e iluminada la mayor parte del año, espera ansiosa nuestra llegada y le pone feliz recibir a más gente. No es muy grande, pero nos alcanza bien para vivir juntos, y cada quien con su espacio.


Tengo muchos rincones favoritos: la cocina de mamá (con un olor perpetuo a chiles asados y café recién preparado, prácticamente hay actividad todo el día allí), el estudio de papá (con su olor a papel y siempre con música bella para escuchar), la vista de la casa desde mi cuarto, el comedor (para nuestras tertulias diarias), el cuarto de mi hermana que parece tienda de antigüedades... creo que no tengo lugares favoritos, es toda, en conjunto.


viernes, 18 de enero de 2008

Repensar y replantear...



Cual cuaderno nuevo tenemos un año recién estrenado, listo para ser llenado, en sí mismo es una posibilidad. Que hay cosas que no dan muy buena pinta, es cierto... pero es mi mamá quien me recuerda que depende de uno cómo va acumulándose la vida.
Ella, el sol de mis días, el faro de mis noches, la voz sensata y la mirada reconfortante (es difícil imaginar cómo puede concentrarse en ella tanto amor, sabiduría y paciencia)... Sea pues, siempre ha tenido razón, veré las cosas con esperanza como ella lo hace.