domingo, 8 de marzo de 2009

Un boleto...



Hace unos días mi hermano buscaba desespera-damente un boleto del metro, quería evitarse una fila larguísima en la taquilla de la estación, así que todos buscamos si alguno quedaba en nuestras carteras. Después de algunos minutos de infructuosa búsqueda mi pequeña Mena gritó: -¡yo tengo uno! Con cara de extrañeza nos miramos todos (¿sería posible que nuestra nena tuviera uno?) y ella dijo: -¡es un boleto a París! -¿París?, preguntamos todos, y su mamá agregó: -nena, quiere uno del metro, ¡no a París! Y ella, sabia como solo una niña puede serlo, terminó: -¡pero es mejor un boleto a París!

Y como al final mi hermano no estuvo interesado en París, yo le pedí el boletillo a Mena. Ahora lo guardo y ahorro para ese viajecillo, ¡no vaya a ser que la cortesía de la agencia de viajes “Ásterix y Óbelix” termine por cancelar mi boletito!