jueves, 5 de junio de 2008

Una montaña rusa...


En algún momento de la vida (o más bien en múltiples momentos de la vida) nuestro estado anímico se convierte en una verdadera montaña rusa emocional: cambiamos de las risas felices a las risas nerviosas y del llanto de alegría al llanto apesadumbrado en un santiamén.
A veces meditamos un tiempo intentando comprender las causas y no logramos entender... afortunadamente están ahí (bien cerquita) quienes nos ayudan a ver las cosas con más claridad, incluso a disfrutar del viaje, pues suele suceder que hasta nos acompañan en él: terminan haciendo las mismas locuras que nosotros, compartiendo cada momento, cada sonrisa y carcajada del día, incluso vierten lágrimas solidarias, y entonces agradeces que Ellos llenen tu vida.

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